Misionera en Chiapas y Tabasco

¡Sólo Dios!

LLEVAR Y EXPERIMENTAR LA MISERICORDIA DEL BUEN PASTOR

 

            Con alegría les compartimos nuestra experiencia misionera en Chiapas y Tabasco, en nuestro país México.

           

TABASCO

             En Tabasco (Nacajuca y Tecolutilla) compartimos la Fe con las personas de éstos dos pueblos, aquí las personas ya cuentan con todos los recursos económicos y servicios públicos.

            Dimos platicas de ejercicios espirituales de cuaresma para hombres y luego para mujeres, era la primera vez que se hacía y contamos con una buena participación; los señores, eran ya casados, unos abuelos, y todos participaban con entusiasmo de las dinámicas, reflexiones y momentos de oración; las mujeres también participaron activamente, y pudieron platicar con nosotras de sus problemas con confianza; a los jóvenes les hicimos un retiro espiritual, que les ayudó para prepararse a la semana santa.

            La semana Santa y Pascua, la vivimos con las personas de Nacajuca, compartiendo con niños, adolescentes, jóvenes y adultos, éste es el segundo año que participamos, mutuamente crecemos en la Fe y nos reanima la alegría del Resucitado.

            En éstos dos lugares encontramos jóvenes tanto hombres como mujeres con inquietud por conocer la vida consagrada, esperemos en Dios que sigan adelante y den un sí generoso al Señor.

 

CHIAPAS

            Después de estar en Tabasco nos fuimos a Raudales, Malpaso, Chiapas, ahí participamos en tres comunidades. La primera se llama San Antonio Texas, es una comunidad indígena, hablan sotsil, y un poco de español y para llegar hasta allá tuvimos que subir a una lancha por 20 minutos atravesando un río, al llegar a la otra orilla, nos encontramos con un cerro que teníamos que subir a caballo por 20 minutos para llegar a la comunidad, y así lo hicimos. Esta comunidad cuenta con luz eléctrica, pero no cuenta con los demás servicios, por lo tanto para bañarse, lavar la ropa, etc, se utiliza  el agua de la lluvia, y de un arroyo se transporta el agua para la comida y para beberla, se hierve y se le ponen  gotas para desinfectarla.

            Las personas son muy comunitarias, tienen ganado y tierras en común que las trabajan, se ayudan en la construcción de sus casas, que constan de dos cuartos y el baño, pero sin drenaje, es una fosa.

            Tienen todavía la costumbre de sentarse en la Iglesia separados: los hombres de un lado y las mujeres de otro; y las mujeres no hablan en público delante de los hombres, y caminan detrás de él, nunca adelante o al parejo. Nos enseñaron un poco sotsil y cuando pronunciábamos alguna palabra se sentían orgullosos e importantes de que quisiéramos platicar con ellos.

            Como allá llueve seguido y la tierra es un tipo de “barro”, todo se  hacía lodo, que se hacía difícil para caminar pues estaba resbaloso, tuvimos que andar descalzas, como las mujeres y los niños; los hombres en su mayoría usaban botas de plástico, así que dimos los temas así: descalzas y mojadas por la lluvia, pero fue muy bonito porque así la gente se sintió más identificada con nosotras y con más apertura nos enseñaban su dialecto y costumbres.

Las personas son pobres pero con mucha Fe, y nos compartían con mucho gusto lo que tenían, inclusive los alimentos como eran muy escasos sólo comíamos 2 veces al día frijoles, café negro, y, cuando había, un huevo en lugar de frijoles. Aquí podríamos decir que el 98% de las personas es católica.

En esta comunidad aparte de las Celebraciones de la Palabra que hicimos compartimos temas de Esperanza y de crecimiento en la Fe.

Para dormir revisábamos nuestras camas por si tenían algún animal, ya que eran de tablas sin colchón y fácilmente se podían esconder algunos de ellos y como las casas forman parte de la naturaleza, pues no talan los árboles, ni cortan los matorrales, pues encontramos: arañas, sapos, alacranes, hormigas, gusanos, lagartijas, insectos, etc. y unos hermosos pájaros que con sus cantos nos levantaban; además de las gallinas, patos, y vacas que nos rodeaban.

Fue una bonita experiencia, experimentamos la misericordia de Dios y su providencia que nos sustenta en cada momento. Al terminar nuestra misión en esta comunidad emprendimos el camino de regreso a pie con unas botas de plástico, pues estaba resbaloso y con el caballo era difícil de avanzar pues todo era de bajada.

En la segunda comunidad llamada Lámina uno, estuvimos sólo tres días pues la finalidad era alentar a los pocos católicos que se encontraban ahí pues viven fuertemente acosados por los otros miembros de la comunidad que pertenecen a la secta Adventista.

La comunidad Díaz Ordaz, fue la última que visitamos, ahí la mayoría son católicos, pero los Adventistas, estaban ejerciendo un poco de presión para que dejaran la religión católica, las personas se mostraron fuertes en su Fe, asistieron a las pláticas que les dimos sobre la Sagrada Escritura.

Las personas que encontramos participaron con alegría y con sed de aprender más de nuestra Fe y de conocer y encontrarse con el Señor.

A nosotras nos ayudó para renovar el compromiso que tenemos con nuestra Consagración de mostrar con el mínimo gesto la ternura del Padre hacia las personas más necesitadas.

Agradecemos a Dios y a nuestras superioras la oportunidad que nos dieron de vivir esta misión.

¡LLEVEMOS SIEMPRE LA MISERICORDIA DEL BUEN PASTOR!

 

Sor Laura M. Saucedo Ayala y Sor Iatzyri N. Obledo Barreto

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